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"Síntoma"
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P 1: Freud_23_ Conferencia.docx - 1:1 [A juicio de los legos, los sín..] (11:11) (Super)
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No memos
A juicio de los legos, los síntomas constituyen la esencia de la enfermedad; para ellos, la curación equivale a la supresión de los síntomas. Al médico le importa distinguir entre los síntomas y la enfermedad, y sostiene que la eliminación de aquellos no es todavía la curación de esta. Pero, tras eliminarlos, lo único aprehensible que resta de la enfermedad es la capacidad para formar nuevos síntomas. Situémonos provisionalmente, por eso, en el punto de vista del lego, y supongamos que desentrañar los síntomas equivale a comprender la enfermedad.
P 1: Freud_23_ Conferencia.docx - 1:2 [Los síntomas -nos ocupamos aqu..] (13:13) (Super)
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No memos
Los síntomas -nos ocupamos aquí, desde luego, de síntomas psíquicos (o psicógenos) y de enfermedades psíquicas- son actos perjudiciales o, al menos, inútiles para la vida en su conjunto; a menudo la persona se queja de que los realiza contra su voluntad, y conllevan displacer o sufrimiento para ella. Su principal perjuicio consiste en el gasto anímico que ellos mismos cuestan y, además, en el que se necesita para combatirlos. Si la formación de síntomas es extensa, estos dos costos pueden traer como consecuencia un extraordinario empobrecimiento de la persona en cuanto a energía anímica disponible y, por tanto, su parálisis para todas las tareas importantes de la vida.
P 1: Freud_23_ Conferencia.docx - 1:3 [Ya sabemos que los síntomas ne..] (15:15) (Super)
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No memos
Ya sabemos que los síntomas neuróticos son el resultado de un conflicto que se libra en torno de una nueva modalidad de la satisfacción pulsional.
P 1: Freud_23_ Conferencia.docx - 1:4 [Las dos fuerzas que se han ene..] (15:15) (Super)
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No memos
Las dos fuerzas que se han enemistado vuelven a coincidir en el síntoma; se reconcilian, por así decir, gracias al compromiso de la formación de síntoma. Por eso el síntoma es tan resistente; está sostenido desde ambos lados
P 1: Freud_23_ Conferencia.docx - 1:15 [Volvamos ahora a los síntomas...] (54:54) (Super)
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No memos
Volvamos ahora a los síntomas. Crean, entonces, un sustituto para la satisfacción frustrada; lo hacen por medio de una regresión de la libido a épocas anteriores, a la que va indisolublemente ligado el retroceso a estadios anteriores del desarrollo en la elección de objeto o en la organización. Hace mucho que sabemos que el neurótico quedó adherido a algún punto de su pasado (ver nota), ahora nos enteramos de que en ese período su libido no echaba de menos la satisfacción, y él era dichoso.
P 1: Freud_23_ Conferencia.docx - 1:16 [Busca entonces a lo largo de t..] (54:54) (Super)
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No memos
Busca entonces a lo largo de toda su biografía hasta hallar una época así, aunque para ello tenga que retroceder hasta su período de lactancia, tal come lo recuerda o tal como se lo imagina en virtud de incitaciones más tardías. El síntoma repite de algún modo aquella modalidad de satisfacción de su temprana infancia, desfigurada por la censura que nace del conflicto, por regla general volcada a una sensación de sufrimiento y mezclada con elementos que provienen de la ocasión que llevó a contraer la enfermedad. La modalidad de satisfacción que el síntoma aporta tiene en sí mucho de extraño. Prescindamos de que es irreconocible para la persona, que siente la presunta satisfacción más bien como un sufrimiento y como tal se queja de ella. Esta mudanza es parte del conflicto psíquico bajo cuya presión debió formarse el síntoma. Lo que otrora fue para el individuo una satisfacción está destinado, en verdad, a provocar hoy su resistencia o su repugnancia. Conocemos un modelo trivial, pero instructivo, de ese cambio de actitud. El mismo niño que ha mamado con avidez la leche del pecho materno suele manifestar años más tarde una fuerte renuencia a beber leche, que los encargados de su crianza tienen dificultades para vencer. Esta renuencia crece hasta la repugnancia cuando la leche, o la bebida en que ella está mezclada, se halla cubierta de nata. No puede desecharse, quizá, que esta nata convoque el recuerdo del pecho materno, tan ardientemente anhelado antaño. Es verdad que en tanto se tuvo la vivencia del destete, de efecto traumático.
P 1: Freud_23_ Conferencia.docx - 1:17 [Al igual que el sueño, el sínt..] (56:56) (Super)
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No memos
Al igual que el sueño, el síntoma figura algo como cumplido: una satisfacción a la manera de lo infantil; pero por medio de la más extrema condensación esa satisfacción puede comprimirse en una sensación o inervación únicas, y por medio de un extremo desplazamiento puede circunscribirse a un pequeño detalle de todo el complejo libidinoso. No es extraño que también nosotros tengamos muchas veces dificultades para individualizar en el síntoma la satisfacción libidinosa que sospechamos y que en todos los casos corroboramos.
P 1: Freud_23_ Conferencia.docx - 1:18 [Hay todavía algo más que hace ..] (56:56) (Super)
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No memos
Hay todavía algo más que hace que los síntomas nos parezcan asombrosos e incomprensibles como medio de la satisfacción libidinosa. En manera alguna nos recuerdan nada de lo que solemos normalmente esperar de una satisfacción. Casi siempre prescinden del objeto y resignan, por tanto, el vínculo con la realidad exterior. Entendemos esto como una consecuencia del extrañamiento respecto del principio de realidad, y del retroceso al principio de placer. Empero, es también un retroceso a una suerte de autoerotismo ampliado, como el que ofreció las primeras satisfacciones a la pulsión sexual. Remplazan una modificación del mundo exterior por una modificación del cuerpo; vale decir, una acción exterior por una interior, una acción por una adaptación, lo cual a su vez corresponde a una regresión de suma importancia en el aspecto filogenético. Lo comprenderemos sólo en conexión con una novedad que todavía han de proporcionarnos las indagaciones analíticas sobre la formación de síntoma
P 1: Freud_23_ Conferencia.docx - 1:19 [l análisis de los síntomas tom..] (58:58) (Super)
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No memos
l análisis de los síntomas tomamos conocimiento de las vivencias infantiles en que la libido está fijada y desde las cuales se crean los síntomas.
P 3: freud2.pdf - 3:1 [: En la exposición anterior de..] (1:149-1:481) (Super)
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No memos
: En la exposición anterior desarrollé la idea de que la psiquiatría clínica
hace muy poco caso de la forma de manifestación y del contenido del síntoma individual, pero que
el psicoanálisis arranca justamente de ahí y ha sido el primero en comprobar que el síntoma es
rico en sentido y s-e entrama con el vivenciar del enfermo
P 3: freud2.pdf - 3:3 [Los síntomas neurótico s tiene..] (1:2067-1:2239) (Super)
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No memos
Los síntomas neurótico s tienen entonces su sentido, como las operaciones fallidas y los sueños, y,
al igual que estos, su nexo con la vida de las personas que los exhiben
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"Neurosis Obsesiva"
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P 3: freud2.pdf - 3:4 [Esta, la llamada neurosis obse..] (1:2693-1:4178) (Super)
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No memos
Esta, la llamada neurosis obsesiva, no' es tan popular como la
histeria, de todos conocida; no es, si se me permite expresarme así, tan estridente; se porta más
como un asunto privado del enfermo, renuncia casi por completo a manifestarse en el cuerpo y
crea todos sus síntomas en el ámbito del alma. La neurosis obsesiva y la histeria son las formas de
contracción de neurosis sobre cuyo estudio comenzó a construirse el psicoanálisis, y en cuyo
tratamiento nuestra terapia festeja también sus triunfos. Pero la neurosis obsesiva, que no
presenta ese enigmático salto desde lo anímico a lo corporal, se nos ha hecho en verdad, por el
empeño psicoanalítico, más trasparente y familiar que la histeria, y hemos advertido que
manifiesta de manera más resplandeciente ciertos caracteres extremos de las neurosis.
La neurosis obsesiva se exterioriza del siguiente modo: los enfermos son ocupados por
pensamientos que en verdad no les interesan, sienten en el interior de sí impulsos que les parecen
muy extraños, y son movidos a realizar ciertas acciones cuya ejecución no les depara contento
alguno, pero les es enteramente imposible omitirlas. Los pensamientos (representaciones
obsesivas) pueden ser en sí disparatados o también sólo indiferentes para el individuo; a menudo
son lisa y llanamente necios, y en todos los casos son el disparador de una esforzada actividad de
pensamiento que deja exhausto al enfermo y a la que se entrega de muy mala gana
P 3: freud2.pdf - 3:5 [Los impulsos que siente en el ..] (2:1-2:1345) (Super)
Códigos: [Neurosis Obsesiva]
No memos
Los impulsos que siente en el interior de sí pueden igualmente hacer una impresión infantil y
disparatada, pero casi siempre tienen el más espantable contenido, como tentaciones a cometer
graves crímenes, de suerte que el enfermo no sólo los desmiente como ajenos, sino que huye de
ellos, horrorizado, y se protege de ejecutados mediante prohibiciones, renuncias y restricciones de
su libertad. Pero, con todo eso, jamás, nunca realmente, llegan esos impulsos a ejecutarse; el
resultado es siempre el triunfo de la huida y la precaución. Lo que el enfermo en realidad ejecuta,
las llamadas acciones obsesivas, son unas cosas ínfimas, por cierto, harto inofensivas, las más de
las veces repeticiones, floreros ceremoniosos sobre actividades de la vida cotidiana, a raíz de lo
cual, empero, estos manejos necesarios, el meterse en cama, el lavarse, el hacerse la toilette, el ir
de paseo, se convierten en tareas en extremo fastidiosas y casi insolubles. Las representaciones,
impulsos y acciones enfermizos en modo alguno se mezclan por partes iguales en cada forma y
caso singular de la neurosis obsesiva. Más bien es regla que uno u otro de estos factores domine el
cuadro y dé su nombre a la enfermedad; pero lo común a todas estas formas es harto inequívoco.
Y bien, se trata indudablemente de un penar estrafalario.
P 3: freud2.pdf - 3:8 [lo que en la neurosis obsesiva..] (2:1907-2:3556) (Super)
Códigos: [Neurosis Obsesiva]
No memos
lo que en la neurosis obsesiva se abre paso hasta la acción es sostenido por
una energía que probablemente no tiene paralelo en la vida normal del alma. El enfermo sólo
puede hacer una cosa: desplazar, permutar, poner en lugar de una idea estúpida otra de algún
modo debilitada, avanzar desde una precaución o prohibición hasta otra, ejecutar un ceremonial
en vez de otro. Puede desplazar la obsesión, pero no suprimida. La desplazabilidad de todos los
síntomas bien lejos de su conformación originaria es un carácter principal de su enfermedad;
además, salta a la vista que las oposiciones (polaridades) de que está atravesada la vida del alma
[d. pág. 275] se han aguzado particularmente en el estado del obsesivo. Junto a la obsesión de
contenido positivo y negativo, se hace valer en el campo intelectual la duda, que poco a poco
corroe aun aquello de que solemos estar seguros al máximo. El todo desemboca en una creciente
indecisión, en una falta cada vez mayor de energía, en una restricción de la libertad. Yeso que el
neurótico obsesivo ha sido al principio un carácter de cuño muy enérgico, a menudo de una
testarudez extraordinaria, por regla general poseedor de dotes intelectuales superiores a lo
normal. Casi siempre ha conseguido una loable elevación en el plano ético, muestra una
extremada conciencia moral, es correcto más de lo habitual. Como ustedes imaginan, hace falta un
lindo trabajo para orientarse un poco en este contradictorio conjunto de rasgos de carácter y de
síntomas patológicos. Por ahora no aspiramos sino a comprender algunos síntomas de esta
enfermedad, a poder interpretarlos.
P 3: freud2.pdf - 3:11 [Una dama, cuya edad frisa en l..] (3:1128-3:4248) (Super)
Códigos: [Ejemplo clínico] [Neurosis Obsesiva]
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Una dama, cuya edad frisa en los 30 años, que padece de las más graves manifestaciones
obsesivas y a quien quizá yo habría sanado si un alevoso accidente no hubiera echado por tierra mi
trabajo -tal vez les cuente todavía esto-, ejecutaba, entre otras, la siguiente, asombrosa acción
obsesiva varias veces al día. Corría de una habitación a la habitación contigua, se paraba ahí en
determinado lugar frente a la mesa situada en medio de ella, tiraba del llamador para que acudiese su mucama, le daba algún encargo trivial o aun la despachaba sin dárselo, y de nuevo corría
a la habitación primera. No era ese, por cierto, un síntoma patológico grave, pero sí apto para
despertar el apetito de saber. El esclarecimiento vino también de la manera más impensada e
inobjetable, sin contribución alguna de parte del médico. Y yo no sé cómo habría podido Ilegal a
una conjetura sobre el sentido de esta acción obsesiva, a barruntar su interpretación. Toda vez
que había preguntado a la enferma: « ¿Por qué hace eso? ¿Qué sentido tiene eso?», ella había
respondido; «No lo sé». Pero un día, después de que pude vencer en ella un grueso reparo de
principio, de pronto devino sabedora y contó lo que importaba para la acción obsesiva. Hacía más
de diez años se había casado con un hombre mucho, pero mucho mayor que ella, que en la noche
de bodas resultó impotente. Esa noche, él corrió incontables veces desde su habitación a la de ella
para repetir el intento, y siempre sin éxito. A la mañana dijo, fastidiado: «Es como para que uno:
tenga que avergonzarse frente a la mucama, cuando haga la cama»; y cogió un frasco de tinta roja,
que por casualidad se encontraba en la habitación, y volcó su contenido sobre la sábana, pero no
justamente en el sitio que habría tenido derecho a exhibir una mancha así. Al principio yo no
entendí la relación que este recuerdo podía tener con la acción obsesiva en cuestión, pues sólo
hallaba una concordancia con el repetido correr-de-una-habitación-a-la-otra, y tal vez con la
entrada de la mucama. Entonces mi paciente me llevó frente a la mesa de la segunda habitación y
me hizo ver una gran mancha que había sobre el mantel. Declaró también que se situaba frente a
la mesa de modo tal que a la muchacha no pudiera pasarle inadvertida la mancha. Ahora no
quedaba nada dudoso sobre la íntima relación entre aquella escena que siguió a la noche de bodas
y su actual acción obsesiva, pero sí restaban muchas cosas por aprender.
Ante todo, se aclara que la paciente se identifica con su marido; en verdad representa su papel,
puesto que imita su corrida de una habitación a la otra. Entonces, si nos atenemos a esa
asimilación, nos vemos forzados a conceder que ella sustituye la cama y la sábana por la mesa y el
mantel. Esto podría parecer arbitrario, pero no se dirá que hemos estudiado el simbolismo onírico
sin provecho. En el sueño, de igual modo, hartas veces es vista una mesa que, empero, ha de
interpretarse como cama. Mesa y cama, juntas, significan matrimonio, (6) y entonces fácilmente
una hace las veces de la otra
P 3: freud2.pdf - 3:12 [La prueba de que la acción obs..] (3:4254-4:303) (Super)
Códigos: [Ejemplo clínico] [Neurosis Obsesiva]
No memos
La prueba de que la acción obsesiva es rica en sentido ya estaría aportada; parece ser una
figuración, una repetición de aquella significativa escena. Pero nada nos obliga a detenemos en
esta apariencia; si indagamos más a fondo la relación entre ambas, con probabilidad obtendremos ilustración sobre algo que va más allá, sobre el propósito de la acción obsesiva. El núcleo de esta
es, evidentemente, el llamado a la mucama, a quien le pone la mancha ante los ojos, por oposición
a lo que dijo su marido ése día: «Es como para que uno tenga que avergonzarse frente a la
mucama».
P 3: freud2.pdf - 3:13 [Pero así corrigió también lo o..] (4:563-4:1009) (Super)
Códigos: [Ejemplo clínico] [Neurosis Obsesiva]
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Pero así corrigió también lo otro,
lo que aquella noche fue tan penosos e hizo necesario recurrir al expediente de la tinta roja: la
impotencia. La acción obsesiva dice entonces: «No, eso no es cierto, él no tuvo de qué
avergonzarse frente a la mucama, no era impotente»; como lo haría un sueño, figura este deseo
como cumplido dentro de una acción presente; sirve a la tendencia de elevar al marido por sobre
su infortunio de entonces.
P 3: freud2.pdf - 3:14 [Así, el análisis de una inocen..] (4:1766-4:1988) (Super)
Códigos: [Ejemplo clínico] [Neurosis Obsesiva]
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Así, el análisis de una inocente
acción obsesiva lleva por el camino recto hasta el núcleo más íntimo de un caso clínico, pero al
mismo tiempo nos hace entrever una pieza no desdeñable del secreto de la neurosis obsesiva
P 3: freud2.pdf - 3:15 [Una muchacha de 19 años, lozan..] (4:3290-4:4434) (Super)
Códigos: [Ejemplo clínico] [Neurosis Obsesiva]
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Una muchacha de 19 años, lozana, bien dotada, hija única, que aventaja a sus padres en
materia de cultura y vivacidad intelectual, fue, de niña, salvaje y traviesa; en el curso de los
últimos años, sin que mediase influencia exterior visible, se ha convertido en una neurótica. En
particular, se muestra muy irritable con su madre; siempre insatisfecha, deprimida, se inclina a la
indecisión y a la duda y, por ultimo; confiesa que ya no puede ir más sola a plazas ni por calles
importantes. No nos explayaremos sobre su complicado estado patológico, que requiere por lo
menos de dos diagnósticos, el de una agorafobia y el de una neurosis obsesiva; sólo nos
detendremos en el hecho de que esta muchacha ha desarrollado también un ceremonial de
dormir que aflige a sus padres. En cierto sentido puede decirse que toda persona normal tiene su
ceremonial de dormir: cuida que se establezcan ciertas condiciones cuyo incumplimiento le
molesta para dormirse; ha volcado dentro de ciertas formas el tránsito de la vida de vigilia al
estado del dormir, y cada noche las repite de la misma manera. Pero todo lo que la persona sana
P 3: freud2.pdf - 3:16 [requiere como condición para d..] (5:1-5:2631) (Super)
Códigos: [Ejemplo clínico] [Neurosis Obsesiva]
No memos
requiere como condición para dormir se deja comprender racionalmente, y cuando las
circunstancias exteriores le imponen un cambio, se adecua a él con facilidad y sin pérdida de
tiempo. Por el contrario, el ceremonial patológico es inflexible, sabe imponerse aun acosta de los
mayores sacrificios, se cubre de igual modo con una fundamentación racional y, si se lo considera
superficialmente, parece apartarse de lo normal sólo por cierta extremada precaución. Pero si se
miran las cosas más de cerca, puede notarse que esa cobertura le queda demasiado estrecha, que
el ceremonial comprende estipulaciones que rebasan con mucho la fundamentación racional, y
otras que directamente la contradicen. Nuestra paciente pretexta como motivo de sus
precauciones nocturnas que le hace falta silencio para dormir y tiene que eliminar todas las
fuentes de ruido. Con este propósito hace das cosas: El reloj grande de la habitación es detenido, y
todos los otros relojes se sacan de ella; ni siquiera tolera sobre la mesa de noche su pequeñito
reloj de pulsera. Floreros y vasos son acomodados sobre su escritorio de suerte que, por la noche
no puedan caerse, romperse y así turbarle el dormir. Ella sabe que el imperativo del silencio sólo
puede dar una justificación aparente a estas medidas; el tictac del reloj pequeño no se escucharía
por más que lo dejara sobre la mesita de noche, y todos hemos hecho la experiencia de que el
rítmico tictac de un reloj de péndulo nunca constituye una perturbación para el dormir; más bien
ejerce un efecto adormecedor. Admite también que el temor de que floreros y vasos puedan
caerse y hacerse añicos durante la noche si se los deja en su sitio es por completo infundado. El
imperativo del silencio no se invoca para otras estipulaciones del ceremonial. Y aun su exigencia
de, que permanezcan entreabiertas las puertas que comunican su dormitorio con el de sus padres,
cuyo cumplimiento se asegura arrimándoles diversos objetos, parece, al contrario, activar una
fuente de ruidos perturbadores. Las estipulaciones más importantes se refieren, empero, a la
cama misma. La almohada de la cabecera no puede tocar el travesaño. La almohadita más
pequeña en que apoya la cabeza no puede situarse sobre aquella si no es formando un rombo;
además, ella pone su cabeza exactamente siguiendo la diagonal mayor del rombo. El edredón
(“Duchent”, como decimos en Austria) (8) tiene que ser sacudido antes de que se meta en cama,
de manera que quede bien grueso a los pies; pero ella no deja de emparejar de nuevo esta
acumulación de plumas aplastándola.
P 3: freud2.pdf - 3:17 [Pero no deben pasar por alto q..] (5:2796-5:3794) (Super)
Códigos: [Ejemplo clínico] [Neurosis Obsesiva]
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Pero no deben pasar por
alto que todo esto no se consuma tan fácilmente. Siempre está presente la inquietud de que no
todo se hizo en el orden debido; es preciso reexaminarlo, repetido, la duda recae ora sobre uno de
los aseguramientos, ora sobre otro, y el resultado es que se tarda de una a dos horas, durante las
cuales la muchacha misma no puede dormir y tampoco deja que lo hagan los acobardados padres.
El análisis de estas mortificaciones no fue tan sencillo como el de la acción obsesiva de nuestra
paciente anterior. Tuve que hacerle a la muchacha unos señalamientos y unas propuestas de
interpretación que en cada caso ella desautorizó con un “no” terminante, o aceptó con duda
desdeñosa. Pero a esta primera reacción desautorizadora siguió una época en que ella misma se
ocupó de las posibilidades que le eran presentadas, recogió ocurrencias sobre ellas, produjo recuerdos, estableció nexos, hasta que hubo aceptado todas las interpretaciones por su propio
trabajo.
P 3: freud2.pdf - 3:21 [Nuestra paciente aprendió poco..] (6:1-6:3744) (Super)
Códigos: [Ejemplo clínico] [Neurosis Obsesiva]
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Nuestra paciente aprendió poco a poco que si había proscrito al reloj de sus aprontes para la
noche fue como símbolo de los genitales femeninos. El reloj, para el cual conocemos también
otras interpretaciones simbólicas, (9) alcanza este papel genital por su referencia a procesos
periódicos e intervalos idénticos. Una mujer, acaso, puede alabarse de que su menstruación se
comporta tan regularmente como un reloj. Ahora bien, la angustia de nuestra paciente se dirigía
en particular a la posibilidad de ser turbada en su dormir por el tictac del reloj. El tictac del reloj ha
de equipararse con el latir del clítoris en la excitación sexual. (10) Y es el caso que, en efecto,
repetidas veces la había despertado esta sensación penosa para ella, y ahora esa angustia de
erección se exteriorizaba en el mandato de alejar de su cercanía durante la noche todo reloj en
funcionamiento. Floreros] vasos son, del mismo modo que toda clase de vasijas, símbolos
femeninos. (*) Por eso, el temor de que durante la noche se cayesen e hiciesen añicos no carece
de sentido. Conocemos la muy difundida costumbre de romper una vasija o un plato con ocasión
de los esponsales. Cada uno de los hombres presentes se apodera de un fragmento, y estamos
autorizados a entender ese acto como una renuncia a sus pretensiones sobre la novia, que un
régimen matrimonial anterior a la monogamia le concedían. (11) Con relación a esta parte de su
ceremonial, la muchacha aportó también un recuerdo y varias ocurrencias. Cierta vez, de niña, se
había caído llevando una vasija de vidrio o de cerámica, cortándose un dedo que le sangró copiosamente. Cuando creció y tomó conocimiento de los hechos del comercio sexual, se instaló en
ella la idea angustiosa de que en la noche de bodas no sangraría ni demostraría su virginidad. Sus
cautelas hacia la rotura de los vasos significan, entonces, un rechazo de todo el complejo que se
entrama con la virginidad y el sangrar en el primer coito; es tanto un rechazo de la angustia de
sangrar como de la contraria, la de no sangrar. Estas medidas, que ella subordinó a la prevención
de los ruidos, sólo remotamente tenían que ver con esta última.
El sentido central de su ceremonial lo coligió un día en que repentinamente comprendió su
precepto de que la almohada no debía estar en contacto con la cabecera de la cama. La almohada
había sido siempre para ella, dijo, una mujer, y el enhiesto respaldo, un hombre. Quería entonces -
de manera mágica, podemos acotar- mantener separados hombre y mujer, vale decir, separar a
sus padres, no dejarlos que llegaran al comercio conyugal. En años anteriores a la institución del
ceremonial había procurado obtener eso mismo por vías más directas. Había simulado angustia o
explotado una inclinación a la angustia preexistente en ella para no permitir que se cerrasen las
puertas que comunicaban el dormitorio de los padres y su cuarto. Y por cierto este mandato se
había conservado en su actual ceremonial. De tal suerte, se procuró la oportunidad de espiar con
las orejas a los padres, pero el aprovecharla le atrajo cierta vez un insomnio que duró meses. No
satisfecha con perturbar así a los padres, impuso después, en cierto momento, que la dejasen
dormir en la cama matrimonial entre ambos. «Almohada» y «respaldo» no pudieron entonces
juntarse realmente. Por último, cuando ya fue tan grande que físicamente no podía hallar sitio
cómodo en la cama entre los padres, consiguió, mediante una simulación conciente de angustia,
que la madre trocase la cama con ella, cediéndole su puesto junto al padre. Esta situación fue por
cierto el disparador de fantasías cuya repercusión se registra en el ceremonial.
P 3: freud2.pdf - 3:22 [Si una almohada era una mujer,..] (6:3750-6:4700) (Super)
Códigos: [Ejemplo clínico] [Neurosis Obsesiva]
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Si una almohada era una mujer, tenía también un sentido sacudir el edredón hasta que
todas las plumas se agolparan abajo y se provocase una hinchazón. Significaba preñar a la mujer;
pero ella no dejaba de volver a eliminar esa preñez, pues durante años había vivido con el temor
de que el comercio sexual de los padres diera por fruto otro hijo y así le deparara un competidor.
Por otra parte, si la almohada grande era una mujer, la madre, entonces la pequeña almohadita de
mano sólo podía representar a la hija. ¿Por qué esta tenía que colocarse formando un rombo, y la
cabeza de ella coincidir exactamente con su diagonal mayor? Con facilidad deja que se le
recuerde: el rombo es el dibujo de los genitales femeninos abiertos que se repite en todas las
paredes. Ella misma hacía entonces el papel del hombre, el padre, y con su cabeza sustituía al
miembro viril. (Cotéjese con el simbolismo de la decapitación para la castración.)
P 3: freud2.pdf - 3:23 [Del análisis de este ceremonia..] (7:777-7:1435) (Super)
Códigos: [Ejemplo clínico] [Neurosis Obsesiva]
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Del análisis de este ceremonial podríamos conseguir más si lo presentáramos en su justo
enlace con los otros síntomas de la enferma. Pero nuestro camino no nos lleva ahí. Confórmense
con la indicación de que esta muchacha ha caído en un vínculo erótico con el padre, cuyos
comienzos se remontan a su primera infancia. Quizá justamente por eso se muestra tan
inamistosa hacia su madre. No podemos desconocer tampoco que el análisis de este síntoma nos
ha remitido de nuevo a la vida sexual de la enferma. Quizás ello empiece a maravillamos menos a
medida que vayamos ganando una intelección del sentido y el propósito de los síntomas
neuróticos
P 3: freud2.pdf - 3:24 [sí, en dos ejemplos escogidos ..] (7:1443-7:1657) (Super)
Códigos: [Neurosis Obsesiva]
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sí, en dos ejemplos escogidos les he mostrado que los síntomas neuróticos poseen un
sentido, lo mismo que las operaciones fallidas y ros sueños, y que están en vinculación íntima con
el vivenciar del paciente. ¿
P 3: freud2.pdf - 3:25 [El sentido, de un síntoma resi..] (7:3160-7:3582) (Super)
Códigos: [Intervención] [Neurosis Obsesiva]
No memos
El sentido, de un síntoma reside, según tenemos averiguado, en un vínculo con el
vivenciar del enfermo. Cuanto más individual sea el cuñó del síntoma, tanto más fácilmente
esperaremos establecer este nexo. La tarea que se nos plantea no es otra que esta: para una idea
sin sentido y una acción carente de fin, descubrir aquella situación del pasado en que la idea
estaba justificada y la acción respondía a un fin.
P 3: freud2.pdf - 3:26 [Es preciso llamarlos síntomas ..] (7:3847-7:4150) (Super)
Códigos: [Intervención] [Neurosis Obsesiva]
No memos
Es preciso llamarlos síntomas «típicos» de la enfermedad; en todos los casos
son más o menos semejantes, sus diferencias individuales desaparecen o al menos se reducen
tanto que resulta difícil conectados con el vivenciar individual del enfermo y referidos a unas
situaciones vivenciadas singulares
P 3: freud2.pdf - 3:27 [Pero todos estos enfermos obse..] (8:1-8:111) (Super)
Códigos: [Intervención] [Neurosis Obsesiva]
No memos
Pero todos estos enfermos obsesivos .tienen la inclinación a repetir, a ritmar ciertos manejos y
evitar otros
P 3: freud2.pdf - 3:28 [No olvidemos que justamente me..] (8:1182-8:1910) (Super)
Códigos: [Intervención] [Neurosis Obsesiva]
No memos
No
olvidemos que justamente mediante estos síntomas típicos nos orientamos para formular el
diagnóstico. Si en un caso de histeria hemos reconducido realmente un síntoma típico a una
vivencia o a una cadena de vivencias parecidas, por ejemplo, un vómito histérico a una serie de
impresiones de asco, quedaremos desconcertados si, en otro caso de vómito, el análisis nos
descubre una serie de vivencias supuestamente eficaces de índole por entero diversa. De pronto
parece como si los histéricos, por razones desconocidas, se vieran obligados a manifestar vómitos,
y que las ocasiones históricas que el análisis brinda fueran sólo unos pretextos de que se vale esa
necesidad interior cuando por azar se presentan.
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