jueves, 12 de noviembre de 2015

4ta conferencia. Actos fallidos (conclusión)







P 1: Freud, S (2001 [1917 (1915 1916)]) 4ta conferencia Los Actos fallidos En Vol XVConferencias de introducción al psicoanálisis  Buenos AiresMadrid Amorrortu.docx - 1:1 [Deben tener presentes estas re..]  (10:10)   (Super)
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 Deben tener presentes estas restricciones cuando en lo que sigue supongamos que las operaciones fallidas son actos psíquicos y nacen por la interferencia de dos propósitos.



P 1: Freud, S (2001 [1917 (1915 1916)]) 4ta conferencia Los Actos fallidos En Vol XVConferencias de introducción al psicoanálisis  Buenos AiresMadrid Amorrortu.docx - 1:2 [El fenómeno posee un sentido. ..]  (14:14)   (Super)
Códigos:        [Sentido - Familia: Conferencia 4]
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 El fenómeno posee un sentido. Por «sentido» entendemos significado, propósito, tendencia y ubicación dentro de una serie de nexos psíquicos.


P 1: Freud, S (2001 [1917 (1915 1916)]) 4ta conferencia Los Actos fallidos En Vol XVConferencias de introducción al psicoanálisis  Buenos AiresMadrid Amorrortu.docx - 1:3 [Existe una cantidad de otros f..]  (16:16)   (Super)
Códigos:        [acciones casuales - Familia: Conferencia 4] [acciones síntomaticas - Familia: Conferencia 4]
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Existe una cantidad de otros fenómenos que se aproximan mucho a las operaciones fallidas, pero a los cuales ya no conviene darles ese nombre. Los llamamos acciones casuales y acciones sintomáticas


P 1: Freud, S (2001 [1917 (1915 1916)]) 4ta conferencia Los Actos fallidos En Vol XVConferencias de introducción al psicoanálisis  Buenos AiresMadrid Amorrortu.docx - 1:4 [Se distinguen de las acciones ..]  (16:16)   (Super)
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Se distinguen de las acciones fallidas porque no hay otra intención con la que choquen y que sea perturbada por ellos. Por otra parte, se confunden, sin que haya una línea demarcatoria, con los gestos y movimientos que consideramos como expresión de los movimientos del ánimo. A estas acciones casuales pertenecen todos los manejos que se ejecutan como jugando, en apariencia sin fin alguno, con nuestra ropa, con partes de nuestro cuerpo, con objetos que están a nuestro alcance, así como las omisiones de aquellos manejos y, también, las melodías que tarareamos para nosotros. Afirmo que todos estos fenómenos poseen sentido y son interpretables de la misma manera que las acciones fallidas; son pequeños indicios de otros procesos psíquicos, son actos psíquicos de pleno derecho. Pero no pienso detenerme en esta nueva ampliación del ámbito de los fenómenos anímicos, sino regresar a las operaciones fallidas, en las que pueden obtenerse, con nitidez mucho mayor, comprobaciones importantes para el psicoanálisis


P 1: Freud, S (2001 [1917 (1915 1916)]) 4ta conferencia Los Actos fallidos En Vol XVConferencias de introducción al psicoanálisis  Buenos AiresMadrid Amorrortu.docx - 1:5 [Las cuestiones más interesante..]  (18:18)   (Super)
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Las cuestiones más interesantes que hemos planteado con relación a las operaciones fallidas y a las que no hemos respondido todavía son sin duda las siguientes: Hemos dicho que son resultado de la interferencia de dos intenciones diversas, de las que una puede llamarse la perturbada, y la otra, la perturbadora. Las intenciones perturbadas no dan motivo a preguntas ulteriores, pero de las otras queremos saber, primero, qué clase de intenciones son esas que emergen como perturbadoras de otras y, segundo, cómo se comportan las perturbadoras respecto de las perturbadas.


P 1: Freud, S (2001 [1917 (1915 1916)]) 4ta conferencia Los Actos fallidos En Vol XVConferencias de introducción al psicoanálisis  Buenos AiresMadrid Amorrortu.docx - 1:6 [La intención perturbadora en e..]  (22:22)   (Super)
Códigos:        [Fuerza perturbadora - Familia: Conferencia 4]
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La intención perturbadora en el trastrabarse puede mantener un vínculo de contenido con la perturbada, y entonces incluye su contradicción a ella, su rectificación o su complemento. O bien, y es el caso más oscuro y el más interesante, la intención perturbadora nada tiene que ver en su contenido con la perturbada.


P 1: Freud, S (2001 [1917 (1915 1916)]) 4ta conferencia Los Actos fallidos En Vol XVConferencias de introducción al psicoanálisis  Buenos AiresMadrid Amorrortu.docx - 1:7 [En los ejemplos por ustedes co..]  (26:26)   (Super)
Códigos:        [Fuerza perturbadora - Familia: Conferencia 4]
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En los ejemplos por ustedes conocidos que dan la impresión de contracciones o abreviaciones, se trata de rectificaciones, añadidos o continuaciones con las que una segunda tendencia se hace valer junto a la primera. Ciertas cosas salieron a Vorschein {a la luz), pero él preferiría decir que eran Schweinereien {porquerías}; por tanto: «Ciertos hechos salieron a Vorschwein». Las personas que pueden entenderlo se cuentan con los dedos de la mano; pero no, en verdad no hay sino uno que las entienda; por tanto: «Se cuentan con un dedo». O mi marido puede comer y beber lo que quiera, pero ustedes saben que yo por nada del mundo tolero que quiera algo; por tanto: «Puede comer y beber lo que yo quiera». En todos estos casos, pues, el trastrabarse proviene del contenido de la intención perturbada misma o se anuda a ella.


P 1: Freud, S (2001 [1917 (1915 1916)]) 4ta conferencia Los Actos fallidos En Vol XVConferencias de introducción al psicoanálisis  Buenos AiresMadrid Amorrortu.docx - 1:8 [Ilustraciones del primero de e..]  (24:26)   (Super)
Códigos:        [La segunda fuerza se apoya en la primera - Familia: Conferencia 4]
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Ilustraciones del primero de esos dos vínculos podemos hallar sin dificultad en los ejemplos que ya conocemos y en otros parecidos. En casi todos los casos de trastrabarse en lo contrario, la intención perturbadora expresa el opuesto de la perturbada; la operación fallida es la figuración del conflicto entre dos aspiraciones incompatibles. «Yo declaro abierta la sesión, pero preferiría haberla cerrado ya», he ahí el sentido del desliz del presidente. Una revista política que ha sido acusada de corruptela se defiende en un artículo que debe culminar con estas palabras: «Ponemos a nuestros lectores por testigos de que siempre hemos campeado desinteresadamente por el bien de la comunidad». Pero el redactor a quien se confió la defensa escribe: «interesadamente». Vale decir, piensa «Eso es lo que yo me veo obligado a escribir, pero sé que las cosas son de otro modo». Un diputado [del parlamento alemán] que exhortaba a decir al emperador la verdad rückhaltlos (sin reservas) ha de haber escuchado en su interior una voz que le raetía miedo por su osadía, y mediante un trastrabarse mudó el «ruckhaltlos» en «rükgratlos» {sin espina dorsal} (ver nota).

En los ejemplos por ustedes conocidos que dan la impresión de contracciones o abreviaciones, se trata de rectificaciones, añadidos o continuaciones con las que una segunda tendencia se hace valer junto a la primera. Ciertas cosas salieron a Vorschein {a la luz), pero él preferiría decir que eran Schweinereien {porquerías}; por tanto: «Ciertos hechos salieron a Vorschwein». Las personas que pueden entenderlo se cuentan con los dedos de la mano; pero no, en verdad no hay sino uno que las entienda; por tanto: «Se cuentan con un dedo». O mi marido puede comer y beber lo que quiera, pero ustedes saben que yo por nada del mundo tolero que quiera algo; por tanto: «Puede comer y beber lo que yo quiera». En todos estos casos, pues, el trastrabarse proviene del contenido de la intención perturbada misma o se anuda a ella.


P 1: Freud, S (2001 [1917 (1915 1916)]) 4ta conferencia Los Actos fallidos En Vol XVConferencias de introducción al psicoanálisis  Buenos AiresMadrid Amorrortu.docx - 1:9 [El otro modo del vínculo entre..]  (28:30)   (Super)
Códigos:        [Cuando la segunda fuerza es independiente de la primera - Familia: Conferencia 4]
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El otro modo del vínculo entre las dos intenciones que se interfieren opera de manera sorprendente. Si la intención perturbadora nada tiene que ver con el contenido de la perturbada, ¿de dónde viene entonces y a qué se debe que se haga notable como perturbación precisamente en ese punto? La observación, única que puede dar aquí una respuesta, permite reconocer que la perturbación proviene de una ilación de pensamientos que había ocupado poco antes a la persona en cuestión y ahora repercute de esa manera, sin que importe que ya haya encontrado o no expresión en el decir. Por tanto, debe caracterizársela en verdad como posposición del sonido, pero no necesariamente como posposición del sonido de palabras dichas. Tampoco en este caso falta un nexo asociativo entre lo perturbante y lo perturbado, pero no está dado en el contenido sino artificiosamente, y a menudo se establece por vías de conexión muy forzadas.

Escuchen ustedes un ejemplo simple, que yo mismo he observado. Cierta vez, en nuestros hermosos Dolomitas, me encontré con dos damas vienesas que iban vestidas como turistas. Las acompaño un trecho, y hablamos de los goces pero también de los esfuerzos de la vida del turista. Una de las damas conviene en que ese modo de pasar el día trae muchas incomodidades. «Es verdad», dice, «que no es agradable marchar bajo el sol todo el día y trasudarse blusa y camisa». Al decir esta frase tuvo que vencer una pequeña vacilación. Después siguió: «Pero cuando se regresa nach Hose y una puede mudarse de ropa ... ». No hemos analizado este trastrabarse, pero espero que podrán comprenderlo fácilmente. La dama había tenido el propósito de hacer una enumeración más completa y decir «blusa, camisa y Hose (calzón}». Por motivos de decoro se suprimió la mención del Hose, pero en la frase siguiente, por completo independiente de la primera en cuanto al contenido, la palabra no pronunciada salió a la luz como deformación de «nach Hause» {a casa}, de sonido parecido


P 1: Freud, S (2001 [1917 (1915 1916)]) 4ta conferencia Los Actos fallidos En Vol XVConferencias de introducción al psicoanálisis  Buenos AiresMadrid Amorrortu.docx - 1:10 [Al primer grupo pertenecen los..]  (32:32)   (Super)
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Al primer grupo pertenecen los casos en que la tendencia perturbadora le es notoria al hablante, y además la notó antes de trastrabarse. Así, al decir erróneamente «Vorschwein», el hablante no sólo admite que se había formado el juicio «Schweinereien» {porquerías} sobre los procesos en cuestión, sino también que había tenido el propósito, del que después desistió, de expresarlo. Un segundo grupo lo constituyen otros casos en que la tendencia perturbadora es de igual modo reconocida por el hablante como suya, pero no sabe que estuvo activa en él justamente antes del desliz. Acepta entonces nuestra interpretación, pero en cierta medida le produce asombro. Ejemplos de esta conducta pueden darse con mayor facilidad tal vez para otras operaciones fallidas que para el trastrabarse. En un tercer grupo, el hablante desautoriza enérgicamente la interpretación de la intención perturbadora; no sólo impugna que se hubiera despertado en él antes del trastrabarse, sino que pretende aseverar que le es absolutamente extraña.


P 1: Freud, S (2001 [1917 (1915 1916)]) 4ta conferencia Los Actos fallidos En Vol XVConferencias de introducción al psicoanálisis  Buenos AiresMadrid Amorrortu.docx - 1:11 [Puedo darme cuenta de lo que l..]  (32:32)   (Super)
Códigos:        [Operaciones fallidas - Familia: Conferencia 4] [Técnica - Familia: Conferencia 4]
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Puedo darme cuenta de lo que los asusta. Mi interpretación incluye el supuesto de que en el hablante pueden exteriorizarse intenciones de las que él mismo nada sabe, pero que yo puedo discernir por indicios. Ante un supuesto tan novedoso y de tan graves consecuencias, ustedes se detienen. Yo lo comprendo, y hasta ahí les concedo razón. Pero dejemos sentado esto solo: Si quieren aplicar de manera consecuente la concepción de las operaciones fallidas que tantos ejemplos vienen a confirmar, tendrán que decidirse por adoptar ese extraño supuesto que hemos mencionado. Si no pueden hacerlo, deberán renunciar entonces a esta recién adquirida comprensión de las operaciones fallidas.


P 1: Freud, S (2001 [1917 (1915 1916)]) 4ta conferencia Los Actos fallidos En Vol XVConferencias de introducción al psicoanálisis  Buenos AiresMadrid Amorrortu.docx - 1:12 [Detengámonos todavía en lo que..]  (34:34)   (Super)
Códigos:        [los tres mecanismos - Familia: Conferencia 4]
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Detengámonos todavía en lo que une a los tres grupos, en lo común a los tres mecanismos del trastrabarse. Por suerte, eso es inequívoco. En los dos primeros grupos la tendencia perturbadora es confesada por el hablante; y en el primero, por añadidura, se ha anunciado inmediatamente antes del desliz. Pero en los dos casos es refrenada {Zurückdrängung}. El hablante se ha decidido a no trasponerla en un dicho, y entonces le ocurre el desliz, vale decir, la tendencia refrenada se traspone contra su voluntad en una exteriorización, ya sea alterando la expresión de la intención que él había admitido, entreverándose con ella o bien directamente sustituyéndola. En esto consiste, pues, el mecanismo del trastrabarse.


P 1: Freud, S (2001 [1917 (1915 1916)]) 4ta conferencia Los Actos fallidos En Vol XVConferencias de introducción al psicoanálisis  Buenos AiresMadrid Amorrortu.docx - 1:13 [Ahora podemos volver a la preg..]  (32:32)   (Super)
Códigos:        [los tres mecanismos - Familia: Conferencia 4]
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Ahora podemos volver a la pregunta principal que venimos posponiendo desde hace tiempo: ¿Qué clase de intenciones son las que de manera desacostumbrada se expresan como perturbaciones de otras? Ellas son, claro está, de índole muy diversa; queremos hallar lo que tienen en común. Si para ello estudiamos una serie de ejemplos, ense guida se nos separarán en tres grupos. Al primer grupo pertenecen los casos en que la tendencia perturbadora le es notoria al hablante, y además la notó antes de trastrabarse. Así, al decir erróneamente «Vorschwein», el hablante no sólo admite que se había formado el juicio «Schweinereien» {porquerías} sobre los procesos en cuestión, sino también que había tenido el propósito, del que después desistió, de expresarlo. Un segundo grupo lo constituyen otros casos en que la tendencia perturbadora es de igual modo reconocida por el hablante como suya, pero no sabe que estuvo activa en él justamente antes del desliz. Acepta entonces nuestra interpretación, pero en cierta medida le produce asombro. Ejemplos de esta conducta pueden darse con mayor facilidad tal vez para otras operaciones fallidas que para el trastrabarse. En un tercer grupo, el hablante desautoriza enérgicamente la interpretación de la intención perturbadora; no sólo impugna que se hubiera despertado en él antes del trastrabarse, sino que pretende aseverar que le es absolutamente extraña.


P 1: Freud, S (2001 [1917 (1915 1916)]) 4ta conferencia Los Actos fallidos En Vol XVConferencias de introducción al psicoanálisis  Buenos AiresMadrid Amorrortu.docx - 1:14 [Y desde mi punto de vista, tam..]  (36:36)   (Super)
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Y desde mi punto de vista, también al proceso que ocurre en nuestro tercer grupo puedo hacerlo armonizar perfectamente con el mecanismo aquí descrito. Me basta suponer que estos tres grupos se diferencian por el alcance mayor o menor en que fue refrenada la intención. En el primero, la intención está presente y se le hace notoria al hablante antes de su proferencia; sólo después experimenta el rechazo {Zurückweisen} del cual se desquita en el trastrabarse. En el segundo grupo, el rechazo tiene un alcance mayor; la intención ya no es notoria antes de la proferencia. ¡Qué extraño que ello en modo alguno le impida participar en la causación del trastrabarse! Ahora bien, esta conducta nos facilita la explicación del proceso que ocurre en el tercer grupo. Tendré suficiente osadía para suponer que en la operación fallida puede exteriorizarse aun una tendencia que desde hace mucho tiempo, quizá desde hace muchísimo tiempo, ha sido refrenada, que no es notada y por eso el hablante puede desmentirla directamente. No obstante, dejen ustedes de lado el problema del tercer grupo; por las observaciones hechas en los otros casos tienen que extraer esta inferencia: La sofocación {Unterdrückung} del propósito ya presente de decir algo es la condición indispensable para que se produzca un desliz en el habla.


P 1: Freud, S (2001 [1917 (1915 1916)]) 4ta conferencia Los Actos fallidos En Vol XVConferencias de introducción al psicoanálisis  Buenos AiresMadrid Amorrortu.docx - 1:15 [No sólo sabemos que son actos ..]  (38:38)   (Super)
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No sólo sabemos que son actos anímicos en los que puede reconocerse un sentido y un propósito; no sólo que surgen por la interferencia entre dos diversas intenciones, sino que, además, la ejecución de una de estas intenciones tiene que haber sufrido cierto refrenamiento para que pueda exteriorizarse mediante la perturbación de la otra.


P 1: Freud, S (2001 [1917 (1915 1916)]) 4ta conferencia Los Actos fallidos En Vol XVConferencias de introducción al psicoanálisis  Buenos AiresMadrid Amorrortu.docx - 1:16 [Pero las operaciones fallidas ..]  (38:38)   (Super)
Códigos:        [Operaciones fallidas - Familia: Conferencia 4]
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Pero las operaciones fallidas son resultado de compromisos, conllevan un éxito a medias y un fracaso a medias respecto de cada uno de los dos propósitos; la intención amenazada no se sofoca del todo ni (prescindiendo de casos singulares) se impone incólume.


P 1: Freud, S (2001 [1917 (1915 1916)]) 4ta conferencia Los Actos fallidos En Vol XVConferencias de introducción al psicoanálisis  Buenos AiresMadrid Amorrortu.docx - 1:17 [Y algo más todavía! También el..]  (38:38)   (Super)
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Y algo más todavía! También el trabajar con pequeños indicios, tal como de continuo lo hacemos en este ámbito, conlleva sus peligros. Existe una enfermedad mental, la paranoia combinatoria, en la cual el aprovechamiento de estos pequeños indicios se practica sin restricción alguna, y desde luego no he de sostener que las conclusiones edificadas sobre esa base son invariablemente correctas. De tales peligros sólo pueden precavernos la extensa base de nuestras observaciones, la repetición de impresiones semejantes tomadas de los más diversos ámbitos de la vida anímica.


P 1: Freud, S (2001 [1917 (1915 1916)]) 4ta conferencia Los Actos fallidos En Vol XVConferencias de introducción al psicoanálisis  Buenos AiresMadrid Amorrortu.docx - 1:18 [No profundizaremos más, entonc..]  (41:42)   (Super)
Códigos:        [El desliz - Familia: Conferencia 4] [El olvido - Familia: Conferencia 4] [Los errores - Familia: Conferencia 4]
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No profundizaremos más, entonces, en las operaciones fallidas, pero podemos todavía emprender una excursión por ese vasto ámbito, en la que reencontraremos lo ya conocido y espigaremos algo nuevo. Me atendré para ello a la división en tres grupos ya establecida al comienzo: el desliz en el habla, con las formas emparentadas del desliz en la escritura, el desliz en la lectura, el desliz auditivo; el olvido, con sus subdivisiones según cuáles sean los objetos olvidados (nombres propios, palabras extranjeras, designios, impresiones, y el trastrocar las cosas confundido, el extraviar y el perder,. Los errores, en la medida en que entran para nosotros en la cuenta, corresponden en parte al olvidar y en parte al trastrocar las cosas confundido.


P 1: Freud, S (2001 [1917 (1915 1916)]) 4ta conferencia Los Actos fallidos En Vol XVConferencias de introducción al psicoanálisis  Buenos AiresMadrid Amorrortu.docx - 1:19 [Del desliz en el habla ya hemo..]  (44:44)   (Super)
Códigos:        [El desliz - Familia: Conferencia 4]
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Del desliz en el habla ya hemos tratado con mucho detalle; no obstante, nos resta agregar algo. A él se anudan fenómenos afectivos de menor importancia que no carecen totalmente de interés. A nadie le gusta trastrabarse; a menudo comete un desliz auditivo respecto del trastrabarse propio, nunca respecto del de otro. El trastrabarse es también en cierto sentido contagioso; no es fácil hablar del trastrabarse sin incurrir uno mismo en un desliz de este tipo. Las formas más triviales del trastrabarse, precisamente las que no pueden dar esclarecimientos particulares sobre procesos anímicos ocultos, dejan ver con facilidad su motivación. Si alguien, por ejemplo, ha pronunciado como breve una vocal larga a consecuencia de una perturbación debida a motivos cualesquiera y sobrevenida a raíz de esa palabra, alargará a cambio de ello una vocal breve que aparezca enseguida, cometiendo un nuevo desliz a modo de compensación del anterior. Y lo mismo si pronunció de manera impropia Y descuidada un diptongo, por ejemplo, «eu», «oi» o «ei»; buscará compensarlo alterando un «ei» que le sigue en «eu» o en «oi». Ahí parece cumplir un papel decisivo la consideración por el oyente, no vaya a creer este que al que habla le resulta indiferente el modo en que trata la lengua materna. La segunda desfiguración compensadora tiene directamente el propósito de llamar la atención al oyente sobre la primera y asegurarle que tampoco al que habla se le escapó. Los casos más frecuentes, más simples y triviales de trastrabarse consisten en contracciones y anticipaciones del sonido, que se exteriorizan en partes insignificantes de la oración. En una oración larga, por ejemplo, es posible trastrabarse anticipando la última palabra de lo que se tenía la intención de decir. Esto deja la impresión de una cierta impaciencia por terminar con la oración, y en general atestigua cierta renuencia a comunicar esa oración o aún a hablar. Así llegamos a casos fronterizos en que las diferencias entre la concepción psicoanalítica y la concepción fisiológica corriente del trastrabarse se confunden. Suponemos que en estos casos está presente una tendencia que perturba a la intención del habla; ahora bien, ella puede indicar sólo su presencia, no lo que ella misma intenta. La perturbación que provoca sigue luego ciertas influencias fonéticas o atracciones asociativas y puede concebirse como desviación de la atención respecto de la intención del habla. Pero ni esta perturbación de la atención ni las inclinaciones asociativas que se han vuelto operantes aciertan con la esencia del proceso. Esta sigue siendo, a pesar de todo, la referencia a la existencia de una intención perturbadora del propósito del habla, sólo que esta vez su naturaleza no puede discernirse a partir de sus efectos, como en cambio es posible hacerlo en todos los casos de deslices en el habla más claramente delineados.


P 1: Freud, S (2001 [1917 (1915 1916)]) 4ta conferencia Los Actos fallidos En Vol XVConferencias de introducción al psicoanálisis  Buenos AiresMadrid Amorrortu.docx - 1:20 [El desliz en la escritura, a c..]  (46:46)   (Super)
Códigos:        [El desliz - Familia: Conferencia 4]
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El desliz en la escritura, a cuyo tratamiento paso ahora, coincide a punto tal con el trastrabarse que no cabe esperar que amplíe nuestros puntos de vista. Quizá podamos espigar un poco más. Los pequeños deslices en la escritura, contracciones y anticipaciones de palabras que vienen después, en particular de las últimas (ver nota), fenómenos tan difundidos, apuntan una vez más a un desgano general para escribir y a la impaciencia por acabar con ello; efectos mejor perfilados del desliz en la escritura permiten reconocer la naturaleza y el propósito de la tendencia perturbadora. En general, cuando en una carta se encuentra un desliz, se sabe que no todo estaba en orden en quien la escribía; en cuanto a lo que lo inquietaba, no siempre es posible determinarlo. Las más de las veces, el que comete el desliz en la escritura no lo nota, tal como ocurre con el desliz en el habla. Sorprendente, además, es esta observación: Hay hombres que tienen la costumbre de releer las cartas que escriben antes de enviarlas. Otros no suelen hacerlo; pero cuando por excepción lo hacen, siempre tienen ocasión de descubrir y de corregir un llamativo desliz. ¿Cómo se explica esto? Parece como si esas personas supieran que han cometido un desliz en la redacción. ¿Debemos creerlo realmente?


P 1: Freud, S (2001 [1917 (1915 1916)]) 4ta conferencia Los Actos fallidos En Vol XVConferencias de introducción al psicoanálisis  Buenos AiresMadrid Amorrortu.docx - 1:21 [Con la importancia práctica de..]  (47:48)   (Super)
Códigos:        [El desliz - Familia: Conferencia 4]
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Con la importancia práctica del desliz en la escritura se anuda un interesante problema. Quizá recuerden ustedes el caso de un asesino, H., que supo procurarse, en institutos científicos, cultivos de agentes patógenos en extremo peligrosos; para ello se presentaba como bacteriólogo, pero usaba esos cultivos para eliminar por ese medio, el más moderno, a personas de su entorno. Cierta vez este hombre se quejó a la dirección de uno de esos institutos por la ineficacia de los cultivos que le habían enviado, pero cometió un desliz al escribirle, y en lugar de las palabras «en mis experimentos con ratas {Mäusen} o cobayos {Meerschweinchen}» se leía nítidamente «en mis experimentos con hombres {Menschen}». Este desliz llamó la atención de los médicos del instituto; pero, por lo que yo sé, no extrajeron ninguna consecuencia de él. Ahora bien, ¿qué opinan ustedes? ¿No habrían debido los médicos tomar ese desliz como una confesión e iniciar una investigación que impidiera a tiempo los manejos del asesino? El desconocimiento de nuestra concepción sobre las operaciones fallidas, ¿no habrá sido en este caso la causa de una omisión grave por sus consecuencias prácticas? Yo creo que un desliz así me habría parecido altamente sospechoso, pero hay algo muy importante que impide darle el valor de una confesión. La cosa no es tan simple. El desliz en la escritura es con seguridad un indicio, pero por sí solo no habría bastado para iniciar una investigación. El desliz de ese individuo nos dice, sin duda, que rumia el pensamiento de infectar a otros hombres, pero no permite decidir si ese pensamiento tiene el valor de un claro designio de hacer daño o el de una fantasía sin consecuencias prácticas. Hasta es posible que el hombre que cometió el desliz desmienta esa fantasía con la mejor justificación subjetiva, rechazándola de sí por algo enteramente ajeno a él. Más adelante, cuando consideremos el distingo entre realidad psíquica y realidad material, podrán ustedes comprender todavía mejor estas posibilidades (ver nota). De cualquier modo, es este otro caso en que la operación fallida cobra con posterioridad una importancia insospechada.


P 1: Freud, S (2001 [1917 (1915 1916)]) 4ta conferencia Los Actos fallidos En Vol XVConferencias de introducción al psicoanálisis  Buenos AiresMadrid Amorrortu.docx - 1:22 [En el desliz en la lectura enc..]  (50:50)   (Super)
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En el desliz en la lectura encontramos una situación psíquica que se diferencia nítidamente de los deslices en el habla y en la escritura. Una de las dos tendencias que chocan entre sí está aquí sustituida por una incitación sensorial y quizá por eso es menos resistente. Lo que ha de leerse no es una producción de la vida anímica propia, como en cambio lo es aquello que se quiere poner por escrito. Por eso en una gran mayoría de los casos el desliz en la lectura consiste en una sustitución total. La palabra que debe leerse es sustituida por otra, sin que se requiera un vínculo de contenido entre el texto y el efecto del desliz, que por regla general se apuntala en el parecido entre las palabras. El ejemplo de Lichtenberg: Agamemnon en lugar de angenommen, es el mejor de este grupo. Si se quiere descubrir la tendencia perturbadora que produjo el desliz, debe dejarse por completo de lado el texto equivocadamente leído, y puede iniciarse la investigación analítica con estas dos preguntas: ¿Cuál es la ocurrencia más inmediata que se obtiene frente al efecto del desliz? ¿En qué situación se produjo este último? En ocasiones, el conocimiento de dicha situación basta por sí solo para esclarecer el desliz. Por ejemplo, cuando alguien que experimenta una cierta urgencia deambula por una ciudad que le es extraña y en un gran cartel que pende de un primer piso lee la palabra Klosetthaus {baños}. Quizá todavía le quede tiempo para asombrarse por el hecho de que el cartel esté colocado tan alto, antes de descubrir que literalmente debe leerse ahí Korsetthaus (corsetería} (ver nota). En otros casos, precisamente este tipo de lectura errónea del texto que es independiente de su contenido requiere un análisis más profundo, que no puede realizarse sin tener práctica en la técnica psicoanalítica ni confianza en ella. Casi siempre, empero, no es tan difícil esclarecer un desliz en la lectura. La palabra sustituyente deja traslucir sin más, corno en el ejemplo de Agamemnon, el círculo de pensamientos de que procede la perturbación. En estos tiempos de guerra es, por ejemplo, muy común que los nombres de las ciudades, de los generales y de las expresiones militares se lean dondequiera que una palabra parecida nos sale al paso. Lo que nos interesa y nos ocupa remplaza a lo que nos es ajeno y no nos interesa. Las posimágenes de los pensamientos [anteriores] perturban la nueva percepción.


P 1: Freud, S (2001 [1917 (1915 1916)]) 4ta conferencia Los Actos fallidos En Vol XVConferencias de introducción al psicoanálisis  Buenos AiresMadrid Amorrortu.docx - 1:23 [. Lo que debe leerse es algo n..]  (52:52)   (Super)
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. Lo que debe leerse es algo no deseado, y por el análisis nos convencemos de que un deseo intenso de desautorizar lo leído fue el responsable de su modificación


P 1: Freud, S (2001 [1917 (1915 1916)]) 4ta conferencia Los Actos fallidos En Vol XVConferencias de introducción al psicoanálisis  Buenos AiresMadrid Amorrortu.docx - 1:24 [El olvido de designios es por ..]  (56:56)   (Super)
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El olvido de designios es por completo unívoco; como vimos, ni los legos impugnan su interpretación. La tendencia perturbadora del designio es siempre un propósito contrario, un no querer; y todo lo que nos resta averiguar de él es la razón por la cual no se expresó de otro modo, menos disfrazado. Pero la presencia de esa volición contraria es indudable. Muchas veces se logra también entrever algo de los motivos que la obligaron a ocultarse; actuando subrepticiamente mediante la operación fallida siempre alcanza su propósito, mientras que con seguridad se la habría rechazado de haber emergido como contradicción franca. Si entre el designio y su ejecución ha sobrevenido un cambio importante en la situación psíquica, a consecuencia del cual la ejecución de aquel ya no sería pertinente, el olvido del designio cae fuera del marco de las operaciones fallidas: no provoca ya asombro, y se comprende que, como recordar ese designio habría sido superfluo, se lo borró temporaria o duraderamente. El olvido del designio sólo puede llamarse operación fallida si no podemos creer que este haya quedado suspendido de ese modo.


P 1: Freud, S (2001 [1917 (1915 1916)]) 4ta conferencia Los Actos fallidos En Vol XVConferencias de introducción al psicoanálisis  Buenos AiresMadrid Amorrortu.docx - 1:25 [Los casos de olvido de designi..]  (58:58)   (Super)
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Los casos de olvido de designios son en general tan uniformes y trasparentes que justamente por eso no tienen interés para nuestra investigación. Pero en dos puntos, no obstante, podemos aprender algo nuevo del estudio de esta operación fallida. Hemos dicho que el olvido, vale decir, la no ejecución de un designio, apunta a una volición contraria que le es hostil. Esto muy bien puede quedar así, pero nuestras investigaciones nos dicen que la volición contraria puede ser de dos clases, directa o indirecta


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. En este sentido, al menos, interpretará el protegido el olvido de su protector. Pero las cosas pueden ser también más complicadas. La volición contraria a ejecutar el designio puede venirle al protector de otro lado y apuntar a algo por entero diverso. No es forzoso que se dirija al protegido; puede dirigirse, por ejemplo, a la tercera persona ante la cual debe hacerse esa recomendación. Ven entonces ustedes los reparos que también aquí se oponen a la aplicación práctica de nuestras interpretaciones. A pesar de su recta interpretación del olvido, el protegido corre el riesgo de caer en un exceso de recelo y de hacer objeto de grave injusticia a su protector. Otro ejemplo: Cuando alguien olvida la cita que convino con otro y a la que él mismo se propuso acudir, la razón más frecuente ha de ser sin duda la desgana directa de encontrarse con esa persona; pero el análisis podría aquí aportar la prueba de que la tendencia perturbadora no atañe a esa persona, sino al lugar en que debe realizarse la cita y que es evitado a consecuencia de un recuerdo penoso conectado a él. Otro ejemplo: Cuando alguien olvida despachar una carta, la tendencia contraria puede apoyarse en el contenido mismo de aquella; pero en modo alguno está excluido que la carta en sí sea inofensiva y que la tendencia contraria la afecte únicamente porque algo en ella trae a la memoria otra carta, escrita en una ocasión anterior, que ofreció a la volición contraria un asidero directo; puede decirse entonces que la volición contraria se trasfirió desde aquella carta anterior, donde estaba justificada, a la carta presente, en que nada tiene que hacer. Ven ustedes que en la aplicación de nuestras interpretaciones, por justificadas que sean, tenemos que andarnos con tiento y precaución; lo que psicológicamente tiene el mismo valor puede ser multívoco en la práctica.



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El olvido de nombres propios y de nombres extranjeros, así como de palabras extranjeras en general, puede reconducirse de igual modo a un propósito contrario que se dirige directa o indirectamente contra los nombres en cuestión. Ya les he presentado varios ejemplos de una aversión directa de esa índole. Empero, la causación indirecta es aquí particularmente frecuente y suele requerir cuidadosos análisis para establecerla. Así, en este tiempo de guerra que nos ha forzado a resignar tantas de nuestras inclinaciones anteriores, también nuestra capacidad de recordar nombres propios ha sufrido a consecuencia de las más extrañas conexiones. Hace poco me sucedió que no podía reproducir el nombre de la ciudad morava de Bisenz, y el análisis mostró que no era culpable de ello ninguna hostilidad directa, sino la asonancia con el nombre del Palazzo Bisenzi, de Orvieto, que en repetidas ocasiones yo había visitado con gusto (ver nota). Como motivo de la tendencia dirigida contra el recuerdo de este nombre nos topamos aquí, por primera vez, con un principio que más adelante nos revelará su enorme importancia para la causación de síntomas neuróticos: la aversión de la memoria a recordar algo que estuvo conectado con sensaciones de displacer y cuya reproducción renovaría ese displacer. En este propósito de evitar el displacer que provocarían el recuerdo u otros actos psíquicos, en esta huida psíquica frente al displacer, podemos reconocer el motivo último que opera no sólo en el olvido de nombres, sino en muchas otras operaciones fallidas, como omisiones, errores, etc.


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Empero, el olvido de nombres parece estar particularmente facilitado por factores psicofisiológicos, y por eso ocurre también en casos en que no puede corroborarse la interferencia de un motivo de displacer. Si alguien en una circunstancia tiende a olvidar nombres, mediante una investigación analítica podrán comprobar ustedes que no sólo se le escapan esos nombres porque no le gustan o le recuerdan algo desagradable, sino también porque en su caso el mismo nombre pertenece a otro círculo asociativo con el cual mantiene relaciones más íntimas. El nombre se mantiene, por así decir, anclado ahí, y se rehusa a las otras asociaciones momentáneamente activadas. Sí ustedes recuerdan los artificios de la mnemotecnia, comprobarán con algún asombro que pueden olvidarse nombres a raíz de los mismos nexos que se establecen deliberadamente para precaverse del olvido. El ejemplo más llamativo lo proporcionan los nombres propios de personas, que, como bien se comprende, han de tener para diferentes individuos una valencia psíquica enteramente diversa. Tomen ustedes, verbigracia, un nombre como Teodoro. Para algunos de ustedes no significará nada particular; para otros, será el nombre de su padre, de su hermano, de su amigo o su propio nombre. La experiencia analítica les mostrará después que los primeros no corren el peligro de olvidar que una cierta persona extraña lleva ese nombre, mientras que los otros se inclinarán de continuo a escatimar al extraño un nombre que les parece reservado para relaciones íntimas. Ahora adopten la hipótesis de que esta inhibición asociativa puede coincidir con la acción del principio de displacer  y además con un mecanismo indirecto, y estarán en condiciones de formarse una idea acertada sobre la compleja causación del olvido temporario de nombres. Pues bien, un análisis concreto les develará todas estas complicaciones, sin excepción.


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El olvido de nombres propios y de nombres extranjeros, así como de palabras extranjeras en general, puede reconducirse de igual modo a un propósito contrario que se dirige directa o indirectamente contra los nombres en cuestión. Ya les he presentado varios ejemplos de una aversión directa de esa índole. Empero, la causación indirecta es aquí particularmente frecuente y suele requerir cuidadosos análisis para establecerla. Así, en este tiempo de guerra que nos ha forzado a resignar tantas de nuestras inclinaciones anteriores, también nuestra capacidad de recordar nombres propios ha sufrido a consecuencia de las más extrañas conexiones. Hace poco me sucedió que no podía reproducir el nombre de la ciudad morava de Bisenz, y el análisis mostró que no era culpable de ello ninguna hostilidad directa, sino la asonancia con el nombre del Palazzo Bisenzi, de Orvieto, que en repetidas ocasiones yo había visitado con gusto (ver nota). Como motivo de la tendencia dirigida contra el recuerdo de este nombre nos topamos aquí, por primera vez, con un principio que más adelante nos revelará su enorme importancia para la causación de síntomas neuróticos: la aversión de la memoria a recordar algo que estuvo conectado con sensaciones de displacer y cuya reproducción renovaría ese displacer. En este propósito de evitar el displacer que provocarían el recuerdo u otros actos psíquicos, en esta huida psíquica frente al displacer, podemos reconocer el motivo último que opera no sólo en el olvido de nombres, sino en muchas otras operaciones fallidas, como omisiones, errores, etc.


P 1: Freud, S (2001 [1917 (1915 1916)]) 4ta conferencia Los Actos fallidos En Vol XVConferencias de introducción al psicoanálisis  Buenos AiresMadrid Amorrortu.docx - 1:30 [Los casos de olvido de designi..]  (58:58)   (Super)
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Los casos de olvido de designios son en general tan uniformes y trasparentes que justamente por eso no tienen interés para nuestra investigación. Pero en dos puntos, no obstante, podemos aprender algo nuevo del estudio de esta operación fallida. Hemos dicho que el olvido, vale decir, la no ejecución de un designio, apunta a una volición contraria que le es hostil. Esto muy bien puede quedar así, pero nuestras investigaciones nos dicen que la volición contraria puede ser de dos clases, directa o indirecta. Es mejor ilustrar con uno o dos ejemplos lo que se entiende por esta última. Cuando el protector olvida interceder ante una tercera persona en favor de su protegido, ello puede suceder porque en verdad no se interesa mucho por este último, a raíz de lo cual no tiene grandes deseos de hacerlo. En este sentido, al menos, interpretará el protegido el olvido de su protector. Pero las cosas pueden ser también más complicadas. La volición contraria a ejecutar el designio puede venirle al protector de otro lado y apuntar a algo por entero diverso. No es forzoso que se dirija al protegido; puede dirigirse, por ejemplo, a la tercera persona ante la cual debe hacerse esa recomendación. Ven entonces ustedes los reparos que también aquí se oponen a la aplicación práctica de nuestras interpretaciones. A pesar de su recta interpretación del olvido, el protegido corre el riesgo de caer en un exceso de recelo y de hacer objeto de grave injusticia a su protector. Otro ejemplo: Cuando alguien olvida la cita que convino con otro y a la que él mismo se propuso acudir, la razón más frecuente ha de ser sin duda la desgana directa de encontrarse con esa persona; pero el análisis podría aquí aportar la prueba de que la tendencia perturbadora no atañe a esa persona, sino al lugar en que debe realizarse la cita y que es evitado a consecuencia de un recuerdo penoso conectado a él. Otro ejemplo: Cuando alguien olvida despachar una carta, la tendencia contraria puede apoyarse en el contenido mismo de aquella; pero en modo alguno está excluido que la carta en sí sea inofensiva y que la tendencia contraria la afecte únicamente porque algo en ella trae a la memoria otra carta, escrita en una ocasión anterior, que ofreció a la volición contraria un asidero directo; puede decirse entonces que la volición contraria se trasfirió desde aquella carta anterior, donde estaba justificada, a la carta presente, en que nada tiene que hacer. Ven ustedes que en la aplicación de nuestras interpretaciones, por justificadas que sean, tenemos que andarnos con tiento y precaución; lo que psicológicamente tiene el mismo valor puede ser multívoco en la práctica.


P 1: Freud, S (2001 [1917 (1915 1916)]) 4ta conferencia Los Actos fallidos En Vol XVConferencias de introducción al psicoanálisis  Buenos AiresMadrid Amorrortu.docx - 1:31 [El olvido de impresiones y de ..]  (68:68)   (Super)
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El olvido de impresiones y de vivencias muestra, todavía con mayor nitidez y exclusividad que el olvido de nombres, la acción de la tendencia a mantener alejado del recuerdo lo desagradable. No todo su ámbito, desde luego, pertenece a las operaciones fallidas, sino sólo aquellos casos que, medidos con el patrón de nuestra experiencia ordinaria, nos parecen llamativos e injustificados; así, cuando el olvido recae sobre vivencias demasiado frescas o demasiado importantes, o tales que su falta abre una laguna en una trama que en lo demás se recuerda bien. Un problema por entero diverso es este: ¿Por qué y de qué modo podemos olvidar, entre otras, vivencias que sin duda nos han dejado la más profunda impresión, tales como los sucesos de nuestros primeros años de infancia? En relación con esto, la defensa contra mociones de displacer cumple cierto papel, pero está lejos de explicarlo todo (ver nota). Las impresiones desagradables pueden olvidarse con facilidad; es un hecho indubitable. Diversos psicólogos lo han notado, y al gran Darwin le produjo una impresión tan fuerte que se creó la «regla de oro» de anotar con particular cuidado observaciones que parecían desfavorables para su teoría, pues se había convencido de que precisamente estas no querían quedarse en su memoria (ver nota).


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Quien oiga hablar por primera vez de este principio, según el cual el olvido es un medio para defenderse del displacer que provocaría un recuerdo, rara vez dejará de objetar que su experiencia le indica, más bien, que lo penoso es justamente lo difícil de olvidar. En efecto, siempre retorna, contra la voluntad de la persona, para torturarla; así, el recuerdo de injurias y humillaciones. También este hecho es correcto, pero la objeción no es justa. Es importante empezar a tomar oportunamente en cuenta que la vida anímica es una liza donde libran combate tendencias encontradas o, para expresarlo en términos no dinámicos, consiste en contradicciones y en pares de opuestos. La demostración de una tendencia determinada no implica que deba excluirse su opuesta; hay lugar para ambas. Sólo interesa el comportamiento recíproco de los opuestos, averiguar los efectos que parten de uno y los que parten del otro.


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